Ojala pudiera poner en penitencia mi paciencia, para no esperarte.

domingo, 22 de agosto de 2010

Wow.
La ausencia parece ser el mejor remedio. Quizá de verdad extrañar sea la manera de darte cuenta de lo que tenías.
Antes ni me registrabas de la manera que yo quería, y ahora hasta me decís Adiós alargando la o cuando me cruzas.
Creo que fue lo mejor que hice: irme.
Y todavía siento las rodillas como gelatina al acordarme de lo lindo que estabas. Y tu remera... ¡ay, tu remera!
Quiero verte otra vez.
Me alegraste el día, ¿sabes?


No lo nombres, que aparece.

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